¿QUÉ
ES LA EXPOSICIÓN ORAL?
El
análisis racional y la revisión crítica de argumentos son la base de nuestra
cultura. Pero los argumentos no salen de la nada. Muchas veces los encontramos
en los textos clásicos y en los menos clásicos, pero no toda discusión es por
escrito. La vida está llena de debates que se adelantan oralmente en pequeños
(y a veces grandes) grupos de personas. Para estos debates, la exposición tiene
la función de proveer el argumento inicial.
Por
eso, la exposición oral es algo más que un formato de comunicación para uso académico:
es una herramienta crucial para el éxito en la vida. No sólo en la Universidad,
sino también en ambientes laborales, corporativos o de otra índole, la
exposición hace parte de procesos colectivos de construcción de opinión y de
toma de decisiones.
Pero,
¿qué es exactamente lo que se “expone” en la exposición? La respuesta es: una hipótesis
u opinión en torno a un problema. Por eso, una exposición no es una simple
enunciación de hechos o de datos sino su primer análisis. Una buena exposición,
al proponer una hipótesis u opinión, plantea el escenario para la realización
de un debate.
Dado
que el debate es un evento colectivo, el éxito de una exposición no depende
sólo del expositor: también el auditorio tiene que conocer el tema y prepararse
para el debate.
Inversamente,
un buen expositor no es sólo aquel que sabe expresar oralmente sus ideas, sino también
aquel que escucha con atención y respeto a sus interlocutores. Tampoco basta entonces
ser elocuente: es preciso tener en cuenta las diferentes posiciones y saber
atender a las observaciones y las críticas.
La forma de la
exposición
No
todas las exposiciones son iguales; las hay más simples y más complejas. Una
exposición simple se asemeja a una reseña reconstructiva. Este tipo de
exposiciones es adecuado si usted desea plantear una pregunta sin insinuar
posibles respuestas.
Una
exposición más compleja se asemeja a un ensayo de opinión. Este tipo de exposiciones
es adecuado si usted tiene que desarrollar un tema dado.
Finalmente,
la exposición más compleja es la que combina las funciones de la reseña y del
ensayo de opinión: No sólo construye una pregunta a partir de fuentes sino que
además desarrolla posibles respuestas a esta pregunta. En ese sentido, esta
exposición se asemeja al trabajo de seminario o al artículo especializado.
Sin
embargo, la exposición es oral, y hablar en público es un desafío comunicativo
muy diferente de la escritura. Para su público, leer un texto (suyo o ajeno) es
diferente a escuchar una exposición. Cuando un texto es denso, el lector
siempre puede abordarlo por partes, releerlo, comentarlo con los amigos, etc.
Pero una exposición densa rápidamente aburre al auditorio y se pierde
irrevocablemente.
En consecuencia, no
lea su exposición: ESO NO ES EXPONER SINO LEER EN VOZ ALTA. Igualmente,
absténgase de basar su exposición en textos aprendidos de memoria: eso no es exponer
sino recitar. Adicionalmente, es muy conveniente que tenga en cuenta las
siguientes recomendaciones de carácter formal.
TIEMPO
Una
buena exposición deja tiempo suficiente para el debate de seminario que la sigue.
Por eso no tiene por qué durar más de 20 minutos (si es más larga, revísela).
Distribuya de modo adecuado las partes del discurso: Introducción, desarrollo
del tema, conclusiones, en ese lapso.
TONO DE VOZ
Las
personas tienen una capacidad limitada de atención: se distraen si se les habla
siempre al mismo ritmo y con el mismo tono de voz. Aprenda entonces a modular
su voz: practique las pausas y los cambios de ritmo y de volumen.
Es
importante también que cuide su voz. Las tonalidades agudas y el volumen alto exigen
la garganta más de lo normal y pueden motivar afonías, ronqueras y falsetes
fastidiosos. Evite carraspear para aclarar la garganta o tomar agua fría para
refrescarse: eso tiene, a la larga, efectos nocivos.
EXPRESIÓN CORPORAL
Un
buen expositor es un “actor en escena”: Permita que su cuerpo le colabore a su
voz.
Apóyese
en la capacidad de comunicación no verbal que hay en su expresión facial y
corporal.
Para
ello es preciso dominar los elementos mímicos, movimiento de manos y cuerpo,
ademanes, gestualidad, de la exposición y aprender a evitar las muecas y los
tics nerviosos.
Recuerde:
en una presentación oral, lo que se hace es tan importante como lo que se dice.
COHERENCIA EXPOSITIVA
Prepare
concienzudamente el tema y desarrolle de manera ordenada y convincente los
argumentos.
Arme
un plan de trabajo que le permita:
1)
Enunciar a manera de preámbulo los objetivos de la exposición y del debate
subsiguiente.
2)
Plantear el problema.
3)
Desarrollar los puntos clave de la argumentación.
4)
Explicar su propia posición con respecto al problema planteado.
5)
Hacer una recapitulación que sirva como apertura para el debate. Evite las
muletillas, los rellenos y las repeticiones innecesarias: este tipo de fallos
no sólo entorpecen la exposición sino que enturbian la claridad de la
argumentación.
USO DE AYUDAS
AUDIOVISUALES
Como
su nombre lo indica, las ayudas son un medio, no un fin en sí mismo. Unas
ayudas vistosas no disimulan la falta de argumentos. Por eso conviene que
identifique primero los puntos clave de su mensaje y los refuerce luego
mediante el uso de tablas, ejemplos, anécdotas, citas, comparaciones, etc.
Verifique
que las ayudas audiovisuales utilizadas; tablero, acetatos, videobeam u otros, brinden
una adecuada visibilidad. Sin embargo, recuerde que todos están viendo las
ayudas: no es necesario que las lea de nuevo.
Recuerde
también que incluso la tecnología más sofisticada puede fallar. Antes de su exposición
revise que todo funcione pero, de todos modos, prepárese para seguir como si
nada si el sistema colapsa.
NO PIERDA SU PÚBLICO
Mientras
expone, mantenga despierta y fresca la atención de su audiencia haciendo los puentes
y las transiciones que sean convenientes para enlazar las diferentes partes del
discurso. Dado que las personas olvidan fácil y rápidamente, conviene hacer
énfasis en los puntos cruciales de la argumentación y resumir oportunamente las
etapas cubiertas para mantener viva la memoria y el interés de los asistentes.
Además: aprenda a escuchar. Si no lo hace, difícilmente podrá resolver de
manera satisfactoria las dudas, inquietudes o críticas que surjan entre la
audiencia.
En
lo posible, tome nota de las críticas y de las observaciones que se le hagan y
téngalas presentes tanto en sus respuestas como en sus posteriores incursiones
en el debate.
Lic. Wilson Rodriguez Cediel
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